Mi querida, aquí estoy recorriendo desorientado las tristes galerías del barco y no volví a Víctor Hugo. Sin embargo, te quiero más que a nadie... Desconsolado canto, fuera de tono, Juan Charrasqueado (pensando que no merezco esa letra, que no soy buen gallo, ni siquiera parrandero y jugador) y visito de vez en vez tu fotografía y tu firma en el pasaporte. Extraño las tardes de Víctor Hugo, el té de las seis y con adoración a Helena. Has poblado tanto mi vida en estos tiempos que si cierro los ojos y no pienso en nada aparecen tu imagen y tu voz. Ayer, cuando me dormía, así te vi y te oí de pronto: desperté sobresaltado y quedé muy acongojado, pensando en ti con mucha ternura y también en mí y en cómo vamos perdiendo todo. Te digo esto y en seguida me asusto: en los últimos días estuviste no solamente muy tierna conmigo sino también benévola e indulgente, pero no debo irritarte con melancolía; de todos modos cuando abra el sobre de tu carta (espero, por favor que me escribas) temblaré un poco. Ojalá que no me escribas diciéndome que todo se acabó y que es inútil seguir la correspondencia... Tú sabes que hay muchas cosas que no hicimos y que nos gustaría hacer juntos. Además, recuerda lo bien que nos entendemos cuando estamos juntos... recuerda cómo nos hemos divertido, cómo nos queremos. Y si a veces me pongo un poco sentimental, no te enojes demasiado... Me gustaría ser más inteligente o más certero, escribirte cartas maravillosas. Debo resignarme a conjugar el verbo amar, a repetir por milésima vez que nunca quise a nadie como te quiero a ti, que te admiro, que te respeto, que me gustas, que me diviertes, que me emocionas, que te adoro. Que el mundo sin ti, que ahora me toca, me deprime y que sería muy desdichado de no encontrarnos en el futuro. Te beso, mi amor, te pido perdón por mis necedades.
La naturaleza de esta relación salió a la luz en septiembre de 1997, cuando la Universidad de Princeton abrió al público el archivo de Garro, adquirido unos meses antes. Se trata de cinco cajas de documentos, en las que hay manuscritos originales y una abundante correspondencia, entre otros papeles.
3 comentarios:
Lo leo y me emociona! :)
resultan descorazonadores todos estos "amores"/"aventuras" de la gente que pintó algo en la cultura literaria de su tiempo: Perico "amando" a Marica que es amor platónico de otro Perico (no sé si con esto aludo a Borges) que a su vez está casado con dña. Silvina, ¿y dónde estaba ésta cuando esta carta fue escrita?
Entran ganas de llorar... o de reírse. ¡Cuántos fantasmas, cuántas telarañas emocionales por las esquinas en penumbra de todos los nombres, pequeños o grandes, que significaron algo en la literatura de sus tiempos y sociedades, y de las que jamás hablaron sino con el comercio de las palabras muertas!
Como muerta está ahora esta pobre muestra de amor por las epístolas; tan muerta, por otra parte, como cuando fue escrita.
¿Qué amores son esos de circunstancias conveniencias traiciones?
El amor no tiene explicacion, solo se vive andando por la tierra sin convencionalismos.
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