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02 agosto 2008

Carta de Julio Verne a su padre

Lunes 17 de julio de 1848

Mi querido papá:

No te inquietes por mi encuentro con el Sr. Perretton, no lo he hallado cuando me presenté a su domicilio, pero otra persona que creo debe ser su hermano y que, en todo caso, me ha dado el dinero de la forma más gentil del mundo. De manera que la ausencia del Sr. Perretton, que luego veré, no constituyó obstáculo alguno para el pago. En cuanto al máximo que has fijado, que hace en total, 410 francos, luego de algunas rectificaciones hechas a tu cálculo, no está excesivo:

2f50 Alimentación
30 días
75 f
40f Habitación
115
100 Viaje
215

Quedan entonces 195 francos para el examen y gastos imprevistos. Pues bien, examen e inscripción son 165 francos. Solo quedan 30 francos para el lavado, enviar cartas y qué se yo. Esta suma es fuerte, es cierto, también que no la pretendo malgastar. Por el resto, todo esto no debe ser una cuestión de cifras, sino mas bien de confianza, es sobre todo así que la entiendo y espero que la liquidación mensual lo pruebe. Veo que han tenido temores en provincia. ¡Tienen más miedo del que tenemos en París! La famosa jornada del 14 de julio ocurrió sin movimiento y es el 24 al que se le atribuye ahora el incendio de París, lo que no impide a la ciudad estar tan animada como de costumbre. Recorrí los diversos puntos de los motines, las calles St-Jacques, St-Martin, St-Antoine, el pequeño puente, la bella jardinería. Vi las casas llenas de agujeros de balas. A través de estas calles, se puede seguir la pista de las balas que, a su paso, destrozaron y arrasaron balcones, enseñas y cornisas. ¡Es un espectáculo aterrador y que, no obstante, hace aún más incomprensibles estos asaltos en las calles! Por el resto, no puedo casi darles detalles al respecto. Los periódicos han dicho todo lo que había que decir.

Ayer domingo, me fui con Henri a hacerle la visita a los Sres. Fournier y Favreau. Henri los conoce hace mucho. No hallamos a ninguno de los dos. El Sr. Fournier había salido y el Sr. Favreau estaba en Montpellier con una misión de la Asamblea Nacional. Por mi propia parte, pasé a ver al Sr. Braheire que me recibió amablemente. Un asunto muy delicado salió a flote. Henri piensa que, por una cuestión de indelicadeza, no puedo pasar un mes en París y no ir a ver durante un día o dos a la vieja abuela de Provins. Según él, sería coveniente que fuese, esto le causaría una gran alegría y que no se puede, quizás sin razón, aplazar de un año al otro el hacerla feliz. ¿Qué piensa, mi querido papá? No tengo ninguna idea al respecto. Si fuese así, desearía que esos tres o cuatro días fueran después de pasar el examen, porque mi presencia en París para las formalidades de Derecho pueden ser necesarias de un instante al otro. Espero una respuesta sobre esta cuestión.

Hoy o mañana me voy a inscribir. Lefevre que es de mi curso y tiene los mismos profesores que yo, me dio todas las informaciones que necesito. Esta rapidez de la inscripción me permitirá pasarlo en los primeros días del mes de agosto. Revisé la instrucción criminal y el Código Penal. Ahora me ocupo del procedimiento y terminaré con el Código Civil. Es lo mejor que tiene. Adiós mi papá, escríbeme con más frecuencia. Tu carta del 14 de julio la recibí el 16 en la mañana, así que fue rápido. Cosas buenas para mamá y a las pequeñas chicas que beso a cien leguas de distancia. Saludos a la familia, y siempre cuida de Paul. Adiós.

Tu hijo que te abraza



Esta carta la escribe Julio Verne a su padre y comienza justificando detalladamente la razón de sus gastos. Luego habla de las sublevaciones populares y el complejo panorama político de la época. Termina hablando de algo familiar y pide a su padre la opinión y da detalles exactos de un venidero examen de Derecho.

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