[París, 5. 11. 1961]
Querida mía, debo salir absolutamente de todo esto y volver a mí mismo. Una vez vuelto, volveré a su lado y al del niño; junto a esa vida, a esa vida que he querido, que deseo construir. Quizá encuentre, por medio de Elisabeth o de la señora Fulda, un médico que comprenda que no "adorno" y que todo esto es simplemente un caso, único e[n] su género y al mismo tiempo semejante a tantos otros. (Porque, usted lo sabe, todo está ahí: las falsedades, el doble juego, la colaboración judía, etc.) No desespere de mí, querida mía. Sé que la irrito por mi inacción y con estas ridículas llamadas telefónicas lanzadas en una dirección de la que sólo puedo esperar traiciones. Se lo ruego, querida mía: ¡No desespere!
Sigo. Junto a usted y junto al niño. ¡Resista! Conseguiré salir. La amo
Paul
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Majestic en Crans
24 de diciembre de 1963
Buenas noches, querido mío,
¡Una larga, larguísima velada por delante! ¡En general son muy largas, regularmente interrumpidas por el zumbido odioso de ese frigorífico! En Crans esto debe empezar - ¿y en París? Pienso en ti. ¿Qué encontrarás? Son odiosos estos días de fiesta. Detestables. Pero puesto que existen alrededor de una, es más penoso todavía para quienes los odian. ¿No te parece? Cuánto daría por pasar unas horas a tu lado esta noche en nuestra casa. Hace un tiempo innoble, muy frío, muy nuboso, pero sobre todo ese föhn [sic] tan fatigoso, que te paraliza y te impide hacer cualquier cosa. Te confieso que mis proyectos de ir a Plans-Mayens los abandoné pronto. Di una vuelta con Eric por Crans, donde él ha gastado el dinero de la tía, luego le he traído aquí con un bizcocho de Navidad.
Ha jugado tranquilamente toda la velada, pero habla, habla todo el rato, y me cuesta leer, me cuesta hacer cualquier cosa. Deseamos la nieve y el sol, que él aprovecha todo lo posible, y volver a casa contigo. Espero cada día que trabajes algo, que tengas un poco de alegría. Ojalá tu soledad sea fructífera, ojalá el precio de tu poesía no sea demasiado caro. Espero también que encuentres en los Bollack comprensión, en la medida de lo posible. Espero también que puedas leer, me ha alegrado que hayas hecho algunos hallazgos y también que hayas comprado los Michaux. Los releerás en esa edición. Quizá tengas algunos encuentros, y tengas algunos contactos que te harán bien. También espero que el correo no sea malo. Saber que consigues vivir, no solo matar el tiempo. Este año habría sido un capítulo tan duro de nuestra vida. ¡Que el año que viene sea distinto, aunque siga siendo nuestra vida! Ojalá resistamos fuertemente unidos ante las dificultades ¡Once años ya! Tan breves y tan plenos, tan dolorosos, tan difíciles, pero también [con] algunas alegrías, con alguna cosa de insustituible, de verdadero, de vida, contigo, un hijo - ¡y qué hijo! - tuyo conmigo, y además la poesía, es, en mi opinión, lo que es más verdadero, mas insustituible, más único, el máximo: la vida. Todo lo que me has enseñado ¡Todo lo que he podido hacer mío, procedente de ti, el camino recorrido! Mi despertar a la vida, por ti. Lo que soy, por ti. Mi saber: el tuyo. Una vida ya muy plena ¡Treinta y seis años! Solo, ya Fin de año balance 1964. El signo de interrogación, la esperanza, el deseo, nuevos poemas: nuevas verdades. Eric me decía ayer: "Seré sabio, pero eso no es todo, ¡también quiero ser noble en amor!". Noble en amor - sí, noble en amor. Me ha parecido bellísimo. También él me enseña. Me cuesta leer, me cuesta pensar, me cuesta escribir. Trataré de dormir. Esperaba tu carta, pero no la tengo, quizá mañana, pero probablemente es un día sin correo. Podré hablarte por teléfono, oír tu voz, saber cómo estás.
Te beso, querido mío, te amo
Gisèle
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París, miércoles, 14 de enero de 1970
Mi queridísima Gisèle,
Este momento que puedo, quizá, situar. Conoces mi propósito, el de mi existencia; conoces mi razón de ser. El "kilodrama" se ha producido. Ante la alternativa, entre mis poemas y nuestro hijo, he elegido: nuestro hijo1. Queda confiado a ti, ayúdale. No dejes nuestro nivel (solitario): él te nutrirá. No he amado a ninguna mujer como te he amado, como te amo.
Es el amor -cosa supercontestada- el que me dicta estas líneas.
Paul
Paul Celán se casó con la pintora Gisèle Celan-Lestrange, con la que tuvo dos hijos (el primero fallecido a los pocos años). Empezó sus infidelidades con la poetisa Ingeborg Bachmann. Vivió a caballo entre París, Alemania, Suiza e Israel. El poeta empezó a padecer fuertes depresiones desde 1962 y estuvo a punto de estrangular a su esposa. Ante la creciente gravedad de sus crisis, Celan se internó en clínicas privadas y, pese a lo ocurrido, sostuvo un amplio y cariñoso epistolario con su esposa y su hijo Eric. La correspondencia con la esposa se cierra un mes antes de la última decisión de Celan, que ya había intentado cortarse las venas sin éxito. El 20 de abril de 1970 se suicidó, tirándose a las aguas del Sena desde el puente Mirabeau de París.
Querida mía, debo salir absolutamente de todo esto y volver a mí mismo. Una vez vuelto, volveré a su lado y al del niño; junto a esa vida, a esa vida que he querido, que deseo construir. Quizá encuentre, por medio de Elisabeth o de la señora Fulda, un médico que comprenda que no "adorno" y que todo esto es simplemente un caso, único e[n] su género y al mismo tiempo semejante a tantos otros. (Porque, usted lo sabe, todo está ahí: las falsedades, el doble juego, la colaboración judía, etc.) No desespere de mí, querida mía. Sé que la irrito por mi inacción y con estas ridículas llamadas telefónicas lanzadas en una dirección de la que sólo puedo esperar traiciones. Se lo ruego, querida mía: ¡No desespere!
Sigo. Junto a usted y junto al niño. ¡Resista! Conseguiré salir. La amo
Paul
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Majestic en Crans
24 de diciembre de 1963
Buenas noches, querido mío,
¡Una larga, larguísima velada por delante! ¡En general son muy largas, regularmente interrumpidas por el zumbido odioso de ese frigorífico! En Crans esto debe empezar - ¿y en París? Pienso en ti. ¿Qué encontrarás? Son odiosos estos días de fiesta. Detestables. Pero puesto que existen alrededor de una, es más penoso todavía para quienes los odian. ¿No te parece? Cuánto daría por pasar unas horas a tu lado esta noche en nuestra casa. Hace un tiempo innoble, muy frío, muy nuboso, pero sobre todo ese föhn [sic] tan fatigoso, que te paraliza y te impide hacer cualquier cosa. Te confieso que mis proyectos de ir a Plans-Mayens los abandoné pronto. Di una vuelta con Eric por Crans, donde él ha gastado el dinero de la tía, luego le he traído aquí con un bizcocho de Navidad.
Ha jugado tranquilamente toda la velada, pero habla, habla todo el rato, y me cuesta leer, me cuesta hacer cualquier cosa. Deseamos la nieve y el sol, que él aprovecha todo lo posible, y volver a casa contigo. Espero cada día que trabajes algo, que tengas un poco de alegría. Ojalá tu soledad sea fructífera, ojalá el precio de tu poesía no sea demasiado caro. Espero también que encuentres en los Bollack comprensión, en la medida de lo posible. Espero también que puedas leer, me ha alegrado que hayas hecho algunos hallazgos y también que hayas comprado los Michaux. Los releerás en esa edición. Quizá tengas algunos encuentros, y tengas algunos contactos que te harán bien. También espero que el correo no sea malo. Saber que consigues vivir, no solo matar el tiempo. Este año habría sido un capítulo tan duro de nuestra vida. ¡Que el año que viene sea distinto, aunque siga siendo nuestra vida! Ojalá resistamos fuertemente unidos ante las dificultades ¡Once años ya! Tan breves y tan plenos, tan dolorosos, tan difíciles, pero también [con] algunas alegrías, con alguna cosa de insustituible, de verdadero, de vida, contigo, un hijo - ¡y qué hijo! - tuyo conmigo, y además la poesía, es, en mi opinión, lo que es más verdadero, mas insustituible, más único, el máximo: la vida. Todo lo que me has enseñado ¡Todo lo que he podido hacer mío, procedente de ti, el camino recorrido! Mi despertar a la vida, por ti. Lo que soy, por ti. Mi saber: el tuyo. Una vida ya muy plena ¡Treinta y seis años! Solo, ya Fin de año balance 1964. El signo de interrogación, la esperanza, el deseo, nuevos poemas: nuevas verdades. Eric me decía ayer: "Seré sabio, pero eso no es todo, ¡también quiero ser noble en amor!". Noble en amor - sí, noble en amor. Me ha parecido bellísimo. También él me enseña. Me cuesta leer, me cuesta pensar, me cuesta escribir. Trataré de dormir. Esperaba tu carta, pero no la tengo, quizá mañana, pero probablemente es un día sin correo. Podré hablarte por teléfono, oír tu voz, saber cómo estás.
Te beso, querido mío, te amo
Gisèle
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París, miércoles, 14 de enero de 1970
Mi queridísima Gisèle,
Este momento que puedo, quizá, situar. Conoces mi propósito, el de mi existencia; conoces mi razón de ser. El "kilodrama" se ha producido. Ante la alternativa, entre mis poemas y nuestro hijo, he elegido: nuestro hijo1. Queda confiado a ti, ayúdale. No dejes nuestro nivel (solitario): él te nutrirá. No he amado a ninguna mujer como te he amado, como te amo.
Es el amor -cosa supercontestada- el que me dicta estas líneas.
Paul
Paul Celán se casó con la pintora Gisèle Celan-Lestrange, con la que tuvo dos hijos (el primero fallecido a los pocos años). Empezó sus infidelidades con la poetisa Ingeborg Bachmann. Vivió a caballo entre París, Alemania, Suiza e Israel. El poeta empezó a padecer fuertes depresiones desde 1962 y estuvo a punto de estrangular a su esposa. Ante la creciente gravedad de sus crisis, Celan se internó en clínicas privadas y, pese a lo ocurrido, sostuvo un amplio y cariñoso epistolario con su esposa y su hijo Eric. La correspondencia con la esposa se cierra un mes antes de la última decisión de Celan, que ya había intentado cortarse las venas sin éxito. El 20 de abril de 1970 se suicidó, tirándose a las aguas del Sena desde el puente Mirabeau de París.
Fuente: El Cultural
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