En esta carta Jane está baja de ánimos, y el frío de Southampton la desanima más...
Viernes 20- Domingo 22 de Febrero de 1807
De Southampton a Godmersham.
Mi querida Cassandra:
Por fin hemos tenido algunas noticias del testamento del Sr. Austen. En Tunbridge se cree que, tras la muerte de su viuda, le ha dejado todo al tercer hijo del Sr. M Austen, John. Y dado que el tal John fue el único miembro de la familia que asistió al funeral, parece probable que sea cierto. ¡Una fortuna conseguida de mala manera no podrá nunca prosperar!
Esta semana realmente tengo poco que decir, y tampoco me apetece extender esa menudencia de manera que parezca demasiado. Me inclino por frases cortas.
Mary te estará agradecida si tomas notas de la frecuencia con la que Elizabeth cuida de su bebé en el transcurso de 24 horas, cuántas veces lo alimenta y con qué. No tienes que tomarte la molestia de escribir el resultado de tus observaciones pues tu regreso será lo suficientemente pronto como para que puedas comunicárselos tú misma.
Se te recomienda que traigas algunas semillas de flores desde Godmersham, en concreto, de reseda.
Mi madre ha tenido esta mañana noticias del Paragon. Mi tía habla bastante de los violentos resfriados que hay ahora en Bath, y de los que mi tío ha estado sufriendo desde que volvierson. Ella misma tiene un catarro mucho peor que cualquiera de los que haya tenido antes, teniendo en cuenta que los de ella siempre han sido malos. Sin embargo, escribe de buen humor y con buen ánimo. La negociación entre ellos y Adlestrop ya se han cerrado así que, ¿quién podría tener el poder de molestarla económicamente?
Nos cuenta que Elliston acaba de tener acceso a una fortuna considerable por la muerte de un tío. Para mí no sería suficiente retirarle del escenario; ella tendría que abandonar sus negocios y vivir con él en Londres. No pudimos realizar nuestra visita el lunes, pues el tiempo cambió demasiado rápido. Desde entonces, hemos tenido un poco de casi todos los tipos de temperatura: dos de las heladas más intensas desde que empezó el invierno, precedidos por lluvia, granizo y nieve. Ahora estamos sonriendo de nuevo.
Sábado.-
He recibido tu carta, pero supongo que no esperas que me agrade su contenido. Tengo que confesar que estoy bastante disgustada por la reiterada demora de tu regreso, pues aunque ya había renunciado a cualquier idea de que estuvieses con nosotros antes de que nos mudáramos, estaba segura de que el mes de Marzo no pasaría sin traerte de vuelta. Antes de que llegue Abril, seguro que ocurrirá alguna otra cosa que te retendrá de nuevo. Pero si tú eres feliz, todo esto no es más que egoísmo, del que ya hay aquí suficiente para tan sólo una cuartilla. Por favor, dile a Lizzy que si me hubiera imaginado que sus dientes fueran a caerse, le habría dicho antes lo que le voy a decir ahora: que se trató de una pérdida realmente desafortunada, que me temo que le habrá ocasionado bastante dolor, y que me atrevo a decir que su boca tiene un aspecto muy gracioso.
Le estoy agradecida a Fanny por la lista de los hijos de la Sra. Coleman, de cuyos nombres, sin embargo, no me había olvidado en absoluto. Estoy segura de que la nueva se llamará Caroline.
He conseguido la receta del Sr. Bowen para ti, llegó en la carta de mi tía.
Has debido de tener más nieve en Godmersham que la que hemos tenido aquí. El miércoles por la mañana una capa fina cubría los campos y los tejados de las casas, pero no quedó nada de ello al día siguiente. La gente habitual de Southampton dice que la nieve no aguanta más de 24 horas y, por lo que hemos podido observar nosotras mismas, es muy cierto.
Que Frank vaya a Kent dependerá de que no esté ocupado. Pero, dado que el primer Lord, tras prometer a Lord Moira que el Capitán A. tendría la primera fragata buena que quedara vacante, ya ha asignado dos o tres bastante dignas, no tiene razones especiales para esperar que eso ocurra ahora. Sin embargo, él apenas ha hablado de su viaje a Kent. Mi información viene principalmente de él, y ella cree que es más probable que pueda ir si él está embarcado, que si no lo está. Frank tiene un catarro bastante malo para un Austen, que no le impide hacer flecos muy bonitos en las cortinas del salón.
La Sra. Day ya tiene su alfombra, y espero que el lunes sea su último día de trabajo aquí. Dentro de quince días será llamada de nuevo desde las sombras de su cama de cuadros rojos para que acuda al callejón cerca del final de High Street y limpie la casa nueva y airee los dormitorios.
Hemos oído que mucha gente siente envidia de nuestra nueva casa, y que el jardín es el mejor de la ciudad. Habrá paños verdes suficientes para la habitación de Martha y la nuestra, no para cubrirlos sino para colocarlos en la parte en la que más se necesitan, bajo el tocador. Mary va a tener una pieza de alfombra con el mismo propósito. Mi madre dice que ella no quiere ninguno y de hecho es mejor que en su habitación no haya, y su aspecto lucirá más en la habitación de Martha y en la nuestra.
Te recomiendo las “Cartas de la Sra. Grant”, como regalo a esta última. No sé de qué trata ni de cuántos volúmenes consta, pues nunca había oído hablar del libro nada más que a la Srta. Irvine, que lo menciona como un trabajo nuevo y bastante admirado, y que le ha gustado bastante. He preguntado por el libro por aquí, pero parece bastante desconocido.
Creo que he puesto cinco medidas de lino en mi volante. Ya sé que lo consideré más deseado de lo que yo esperaba, y que me habría molestado si no hubiera comprado más de lo que pensaba que era necesario, con la excusa de las medidas correctas, sobre las que tenemos una opinión tan diferente.
Una compra que será muy necesaria para ti es un vestido ligero para las mañanas, y espero que sea muy bonito. Compraré estas cosas siempre que sienta la tentación, pero por el momento no he visto nada por el estilo.
Estamos leyendo el otro libro de Barretti, y nos parece terriblemente grosero con el pobre Sr. Sharpe. No puedo seguir defendiéndole frente a ti, tal y como hice hace nueve años.
Domingo.-
El correo de hoy me ha traído la confirmación de Martha de que llegará el martes por la tarde, y que no habrá nada que lo impida excepto si William le dice que no hay remedio en ese día. Su carta se entregó al correo en Basingstoke a su vuelta de Eversley, donde dice que han pasado unos días muy agradables. No cree que corra ningún peligro de ser tentada para que vuelva de nuevo, y como firma con su nombre de soltera, podemos suponer que todavía no se ha casado. Han debido de pasar frío en su visita, pero como le pareció agradable, supongo que fue porque no había escasez de mantas, y podemos confiar en que su hermana se encargue de que todo el mundo sepa cuánto quiere a todos. No me da más detalles de ninguna otra cosa, pues solamente tuvo tiempo para escribirme lo estrictamente necesario.
Te deseo que tengas un grupo agradable mañana, y tan sólo que te agrade el cuello de la Sra. Hatton. Lady B. ha debido de ser una mujer muy desvergonzada si ha nombrado a H.Hales dentro del alcance de su marido. Es algo realmente impertinente en una mujer el pretender emplear a alguien, como si se tratara tan sólo de pedir y obtener. Un viudo con tres niños no tiene derecho a mirar por encima de la institutriz de su hija.
Me veo forzada a ser grosera por falta de tema de conversación, y no tengo realmente nada más que decir. Cuando Martha venga me proveerá de información. Y entonces te podré contar si le gusta la casa y lo que piensa de Mary.
Hoy debes de tener un día muy frío en Godmersham, pues hace mucho frío aquí. Espero que Marzo sea muy duro, Abril muy húmedo y Mayo crudo. Y con esta profecía debo de concluir.
Mi amor para todos. Tuya afectuosamente
JANE AUSTEN
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Incendio en Southampton
Viernes 7-Domingo 9 de Octubre de 1808
Mi querida Cassandra:
Tu carta del martes nos gustó mucho, y os felicitamos a todos por la feliz recuperación de Elizabeth hasta el momento. Espero seguir teniendo noticias de que progresa de la misma manera. También nos alegramos al saber que tu misma te sientes tan bien, y te pedimos que sigas así.
El lunes me sorprendió bastante la lelgada de una carta para ti de tu corresponsal en Winchester (Edward, el hijo de su hermano Edward), que parecía no tener la más mínima sospecha de que pudieras estar en Godmersham. Tomé posesión completa de la carta pues la leí, la pagué y la respondí. También recibirá hoy las galletas. Se trata de un día muy apropiado para tal fin (era el cumpleaños de su padre), aunque no me dí cuenta en ese momento. Le deseo a mi hermano que sea muy feliz en el cumplimiento de su 30 aniversario, y espero que este día pueda ser recordado mucho mejor que el de hace 6 años.
Los albañiles están reparando ahora la chimenea. La encontraron en tal estado que les pareció un milagro que hubiera seguido en pie durante tanto tiempo. Pensaban que era prácticamente imposible que otro vendaval no hubiera acabado llevándosela por delante. Por lo tanto, quizás tengamos que agradecerte que nos hayas evitado el haber acabado sepultadas bajo una pila de viejos ladrillos. También tenemos que agradecerte a petición de Eliza (sirvienta) por el regalo que le hiciste de satin teñido, que ha sido reconvertido en sombrero, y me imagino que le ha sorprendido por su buen aspecto.
Mi madre está haciendo los preparativos para el funeral de la Sra. E.K. Ha deshecho en piezas su vieja pelliza de seda y tiene la intención de teñirlas de negro para hacer un vestido. Se trata de un plan muy interesante que se ha visto ahora ligeramente dañado al saberse que ha de ser dejado en manos del Sr. Wren, ya que el Sr. Chambers se ha marchado. Por lo que respecta al Sr. Floor, de momento ha perdido bastante en nuestra estima hacia él. ¿Cómo está tu vestido azul? El mío hemos tenido que deshacerlo. Creo que ha debido de ocurrir algún error en el teñido, pues en algunos sitios parece estar dividido con un retoque. Se desperdiciaron cuatro chelines, que han de ser añadidos a mis temas sobre los que nunca faltará una queja.
En casa de la Sra. Maitlands, y en cierto modo engañados, nos vimos involucrados en un grupo y, dentro de éste, en una cuadrilla, una partida de cartas y música en la habitación contigua. Hubo dos tandas de cartas, pero yo participé tan solo en una, pues se jugaba a tres chelines, y no puedo permitirme perder esa cantidad dos veces en una misma tarde. Las Srtas. Ms. fueron tan educadas y tontas como de costumbre.
Ya sabes que Martha llega hoy. Ayer recibimos la noticia y, consecuentemente, estamos preparando la cerveza de picea.
El miércoles recibí una carta de Yarmouth en la que se me pedía que le enviara a Mary las piezas de franela, pieles, etc. Como tenía una caja de embalar a mano, pude hacerlo sin ningún problema.
El martes por la tarde Southampton se vio envuelto en un alto grado de alerta durante una hora. Poco después de las nueve se declaró un incendio en Webbes, el pastelero, y estuvo ardiendo intensamente durante largo rato. No he podido enterarme de cómo se originó exactamente. Al principio se dijo que había sido en el horno, pero ahora me llegan noticias de que fue en la parte trasera de su residencia, y esa estancia se vio consumida por las llamas. Éstas llegaron tan cerca nuestra como las de aquella vez en Lyme, e incluso más altas. No podíamos sentir más que inquietud y empecé a pensar en lo que debería de hacer en caso de que llegara a ocurrir lo peor. Sin embargo, felizmente la noche estaba completamente tranquila, las máquinas se pusieron inmediatamente en funcionamiento, y antes de las 10 el fuego estaba prácticamente extinguido, aunque fue a las doce cuando ya se consideró que la situación era completamente segura, y se asignó un vigilante para toda la noche. Nuestros amigos los Duer se asustaron bastante, pero sin llegar a perder el sentido común o la benevolencia. Me temo que la pérdida para los Webbes ha sido importante, quizás más por ignorancia o saqueo, que por el fuego. Tenían bastante mercancía de cerámica muy valiosa y, para rescatarla, la sacaron de la casa y la fueron tirando por cualquier parte. El edificio adyacente, la jugueteríaa, se vio también bastante dañada, y Hibbs, que estaba en la casa siguiente, estaba tan asustado que empezó a repartir todos sus bienes, sus valiosos encajes, etc., a quien quisiera cogerlos. Creo que se agolpó un gran gentío en High St. La Sra. Harrison, que estba tomando el té con una dama en Millar, no pudo salir de allí hasta las doce. Y estos son los acontencimientos más destacados de nuestro incendio. ¡Gracias a Dios! No fueron peores.
Sábado.-
Gracias por tu carta, que me llegó cuando estaba desayunando con mis dos acompañantes (su madre y Martha). Me ha gustado mucho lo que me cuentas de Fanny. En el verano la encontré tal y como tu la describes, casi como si fuera otra hermana, y nunca me hubiera podido imaginar que una sobrina podría llegar a significar tanto para mí. Llega realmente al corazón de las personas. Dale todo mi amor y dile que siempre pienso en ella con mucho gusto.
Te estoy muy agradecida por que te intereses por el estado de mi oído, y me alegra comunicarte que la receta del Sr. Lyford me ha curado por completo. Me parece una auténtica bendición poder oír de nuevo.
No podemos recoger tu vestido, pero no recuerdo que se hubiera acordado fecha previa alguna.
Martha llegó a eso de las seis y media, y Liddy la recibió. Al final tuvieron algo de lluvia pero, en general, el viaje fue muy bueno. Y si podemos fiarnos de su aspecto y de sus palabras, parece que está muy contenta de haber vuelto. La hemos recibido con el tiempo de Castle Square, con vientos huracanados del noroeste desde que llegó. Y nos sentimos afortunadas de que la chimenea fuera arreglada ayer. Martha ha traído bastantes cosas buenas para la despensa, que se ha visto bastante enriquecida.
El otro día nos trajeron un faisán y una liebre de parte del Sr. Grays en Alton. ¿Lo han hecho para atraernos a Alton, o para mantenernos alejadas? Henry probablemente ha tenido algo que ver en los dos cestos que hemos recibido de ese vecindario, pero no hemos tenido prácticamente nada escrito por él, ni siquiera en las direcciones.
Martha se detuvo una hora y media en Winchester. Estuvo paseando con los tres chicos y luego fueron a una pastelería. Le pareció que Edward había crecido, y se refiere a sus modales con la misma admiración de siempre. En George apreció un cierto parecido con su tío Henry.
Me alegro de que vayas a ver a Harriot, dale recuerdos de mi parte. Espero que puedas aceptar la invitación de Lady Bridges, aunque yo no pudiera aceptar la de su hijo Edward. Se trata de una mujer agradable y me honra que se acuerde de mí.
¿Puedes recordar si la familia de Manydown envió su pastel de bodas? La Sra. Dundas ha puesto todo su empeño en conseguir un trozo de su amiga Catherine. Y Martha, consciente de lo importante que es para ella este tipo de cosas está deseando, por el bien de ambas, que su anhelo no se vea frustrado.
Me imagino que el tiempo aquí ha debido de ser más o menos como el de allí. Hemos tenido algunos días deliciosos. Los días 5 y 6 fueron lo que siempre deberían de ser los días 5 y 6 de Octubre, aunque hemos tenido que encender la chimenea en el interior, al menos a partir de medio día.
Martha no consigue que la llave que me encargaste que le diera entre en la cerradura, y quiere saber si crees que pudieras haberte equivoado. Debería de abrir el interior de sus cajones superiores, pero no tiene prisa.
Domingo.-
Nos parece que ya hace bastante frío, y preferimos cenar arriba en vez de hacerlo abajo sin chimenea. Y como somos solamente tres, nos manejamos bastante bien. Hoy tendremos dos personas más, pero estoy segura de que lo haremos igual de bien. Vienen la Srta. Foote y la Srta. Wethered.
Mi madre está muy contenta de que Elizabeth muestre tal admiración por el tapete. Por cierto, dile a Elizabeth que el nuevo vestido de luto se reforzará tan sólo en el cuerpo y en las mangas. Martha te agradece tu mensaje y quiere que te diga con todo cariño que tus deseos se han visto cumplidos, y que se encuentra aquí llena de paz y consuelo. Sin embargo, me parece que no se quedará durante mucho tiempo, pues incluso ella misma no cree que la Sra. Dundas sea capaz de estar sin ella mucho tiempo. Si fuera posible, quiere quedarse con nosotras hasta Navidad.
Liddy vuelve a casa mañana. Parece que está bien, pero no tiene intención de volver a trabajar de momento. Los Wallop han vuelto. El Sr. John Harrison nos ha hecho una visita de cortesía y se ha marchado. Tenemos médico nuevo, un tal Dr. Percival, que es hijo del famoso Dr. Percival, que escribió los Cuentos Morales que Edward me ha traído.
Cuando escribas de nuevo a Catherine dale las gracias de mi parte por su amistoso detalle, tan amable y que ha sido muy bien recibido. Se trata de un broche que tendré en alta estima. Adiós mi querida Cassandra. Tuya afectuosamente.
JANE AUSTEN
P.D. ¿Has escrito a la Sra. E. Leigh? Martha se alegrará de saber que Anne está trabajando ya, y yo estoy igual de contenta de que lo sepa.
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Jane está de muy buen ánimo porque se van a mudar a Chawton…
Martes 27-Miércoles 28 de Diciembre de 1808
Mi querida Cassandra:
Ahora puedo escribirte a gusto y darte el máximo detalle de mis asuntos que, afortunadamente, no han sido muchos esta semana.
El sábado nuestra casa fue desalojada hacia las 11.30h., y tuvimos la satisfacción de saber ayer que el grupo (James y su mujer) llegó bien a casa, poco después de las cinco.
Me alegró mucho tu carta de esta manaña pues entre que mi madre está tomando su medicación, Eliza (la criada) está en la cama con un resfriado y Choles que no ha venido, estábamos muy aburridas y pendientes del correo.
Me cuentas muchas cosas que me agradan, pero no se me ocurre tanto para responderte. Desearía poder ayudarte con tus labores de costura: tengo dos manos y un dedal nuevo que están viviendo muy cómodamente.
El matrimonio de Lady Sondes (ver otra referencia aquí)me sorprende, pero no me ofende. Si el primero hubiese sido por afecto, o si tuviera una hija crecida y soltera, no la habría perdonado. Pero creo que todo el mundo tiene derecho a casarse al menos una vez en la vida por Amor, si puede. Teniendo en cuenta que ahora dejará atrás sus terribles dolores de cabeza y su patetismo, puedo concederle y desearle que sea feliz.
No te creas que tu escena frente a frente con el Sr. Brook Bridges (viudo) vaya a producir algún cambio en nuestras expectativas por aquí: en realidad, no podría estar leyendo, aunque tuviera el periódico entre las manos; estaría pensando en cómo llevar a cabo la obra. Creo que pronto recibirás una carta suya.
Ayer tuve noticias de Portsmouth y, como voy a enviarles más ropa, no tienen previsto venir pronto a vernos. La cara de Mary está bastante bien, pero ha debido de sufrir bastante, pues se le formó un absceso que reventó.
Nuestra reunión del jueves por la tarde tuvo de destacable que vino la Srta. Murden, aunque había declinado completamente la invitación esa mañana. Estuvo sentada con nosotras muy silenciosa y con muy poca gracia desde las siete hasta las once y media. Esa fue la hora en que, gracias a los presidentes, pudimos deshacernos de ellos. La última hora fue bastante aburrida y la pasamos bostezando y tiritando en un amplio círculo alrededor de la chimenea. Pero la bandeja tuvo un éxito admirable. El pato y la conserva de gengibre estaban tan deliciosos como era de desear. Por lo que respecta a nuestra mantequilla negra (ver receta aquí), no tientes a nadie en Southampton con tal señuelo, pues ha desaparecido toda. Abrimos el primer tarro cuando Frank y Mary estuvieron aquí, y no parecía estar en las condiciones que debería: ni sólido ni completamente dulce. Al verlo Eliza (la criada), recordó que la Srta. Austen había dicho que el tiempo de cocción no había sido suficiente. Sabes que se hizo cuando nosotras no estábamos aquí. Ante tales eventos con el primer tarro, no quise guardar el segundo, así que nos lo comimos en privado y sin muchas pretensiones y, aunque no estaba como debería, una parte nos supo muy buena.
James tiene intención de mantener tres caballos con su aumento de ingresos, pues ahora tiene uno solamente. Mary quiere que los otros dos estén en condiciones de llevar a mujeres. Al comprar uno, probablemente le pidan a Edward que cumpla con la promesa que le hizo a su ahijado (James Edward, hijo de James). Ahora ya tenemos la seguridad de que los ingresos de James ascienden a mil cien libras, con servicio parroquial pagado, y nos alegra bastante, tanto la confirmación como la cuantía de los ingresos. Mary no habla del jardín, ya que puede tratarse de un tema que no sea de su agrado, pero su marido está convencido de que no hace falta esperar más para empezar a hacer el nuevo en condiciones, excepto las zanjas; lo que correrá a cargo de sus criados y de John Bond, por partes. Y no al coste al que ascendía hacer las zanjas de la otra manera.
Me alegro de saber, especialmente por Anna, que ya está moviéndose el asunto del baile de Manydown. Se llama el Baile de los Niños. Aunque empezó siendo organizado por la Sra. Heathcote para William, probablemente acabe siendo algo más notorio. Durante su estancia en Manydown, Edward fue invitado a asistir. Va a tener lugar entre ahora y el seis de Enero. La Sra. Hubbert le ha llevado a Anna un par de zapatos blancos para la ocasión.
Me olvidé de decirte en mi última carta que hemos sabido por Kintbury y los Palmer que, a primeros de Noviembre, todos estaban bien en Bermudas.
Miércoles.-
Ayer debió de ser un día triste en Godmersham (era el aniversario de boda de Edward y Eliza en 1791). Me alegro de que ya haya pasado.
El viernes por la tarde lo pasamos con nuestros amigos en la casa de huéspedes, y nuestra curiosidad se vio gratificada por la visión de sus compañeros de alojamiento: la Sra. Drew y la Srta. Hook, el Sr. Wynne y el Sr. Fitzhugh. Éste último es hermano de la Sra. Lance, y es muy caballeroso. Ha vivido en esa casa más de veinte años y el pobre hombre está tan completamente sordo que dicen que no puede oir ni un cañón que se disparara cerca de él. Como no tenía ningún cañón a mano para hacer la prueba, lo dí por hecho y le hablé un poco con las manos, lo que resultó bastante divertido. Le recomendé que leyera Corinna (de Mme. De Stael, ver aquí). La Srta. Hook es una mujer educada y de buen comportamiento. La Sra. Drew también se comporta bien pero no es en absoluto delicada. El Sr. Wynne parece un hombre conversador y bastante sencillo. La Srta.Murden esa tarde era una criatura completamente diferente a lo que había sido anterioremente debido a que, con la ayuda de Martha, esa mañana había encontrado un lugar con muchas posibilidades de resultar confortable. Cuando se marche de Steventon, vendrá a alojarse con la Sra. Hookey, la farmacéutica, pues no hay un Sr. Hookey. No puedo decir que tenga prisa por llegar a alguna conclusión sobre su visita actual, pero me alegré sinceramente de verla tranquila, tanto de ánimo como de mente; quizás a su edad una pueda también llegar a encontrarse sin amigos y, en circunstancias similares a la suya, igual de criticona.
Mi madre ha estado últimamente añadiendo posesiones a la vajilla; una cuchara, una cucharilla de postre y seis cucharillas de té, que han convertido la mesa del aparador en algo magnífico. Han sido principalmente el producto de alguna plata vieja que tenía, y que no utilizaba. He cambiado los 11s en la lista y he puesto 12s. Así, la tarjeta tiene un aspecto inmejorable. También se ha añadido una cucharita para el té, que al menos cumplirá con el objetivo de que, de vez en cuando, nos acordemos de John Warren.
Le he explicado el caso de Lady Sondes a Martha, y tampoco le pone objeción alguna. De hecho, le gusta especialmente el nombre de Montresor. No estoy de acuerdo con ella en esto, pero me gusta mucho su rango, y siempre tiendo a asociar las ideas sobre un gran sentido común y modales muy elegantes con la figura de un General.
Tengo que escribir a Charles la semana que viene. Ya puedes adivinar en qué términos tan extravagantes de elogio habla de él el Conde de Harwood. Todo el mundo tiene un concepto extraordinario de él en toda América.
Si, sí, tendremos un piano forte, tan bueno como lo permitan unas treinta guineas. Y tocaré canciones populares, para que sirvan de diversión a nuestros sobrinos y sobrinas cuando tengamos el placer de su compañía.
Martha le envía su afecto a Henry y le dice que pronto tendrá la factura de la Srta. Chaplin, de unas catorce libras, que habrá de serle abonadas a su cuenta. Pero no se le enviará la factura hasta que esté de regreso a la ciudad. Espero que llegue hasta ti con buena salud y con tan buen ánimo como se lo permita su primera visita de nuevo a Godmersham (tras la muerte de Eliza). Con sus sobrinos se verá forzado a estar alegre, hasta que realmente se sienta así. Cuéntame algo sobre Eliza (la mujer de Henry)pues hace mucho que no sé nada de ella.
Por aquí hemos tenido nieve que ha llegado a cuajar en el suelo durante casi una semana. Ahora se está derritiendo, pues Southampton no puede permitirse presumir por mucho más tiempo.
Todos le enviamos nuestro amor a Edward Jr. y a sus hermanos. Espero que el juego de “Especulación” les guste a todos.
Me despido. Tuya afectuosamente.
JANE AUSTEN
P.D. Mi madre no ha salido a la calle esta semana, pero se encuentra bastante bien. Hemos recibido a través de Bookham noticias más bien indiferentes de tu madrina.
Fuente: Hablando de Jane Austen. Traducidas por Mila Cahue
Jane Austen (1775 – 1817) fue una destacada novelista británica que vivió durante el período de la regencia. Fue la séptima hija de una familia de ocho hermanos. Su padre, un clérigo protestante, se encargó personalmente de su educación. En 1801, los Austen se trasladan a Bath y, tras la muerte del cabeza de familia, primero a Southampton y luego a Chawton, donde la Jane redacta la mayoría de sus novelas.Nunca llegó a contraer matrimonio. Su modo de escribir es apacible, sereno y equilibrado, pero también, la minuciosa y sutil ironía con que describe el ambiente que la rodea, el de la alta clase rural del sur de Inglaterra. Algunas de sus obras son Orgullo y prejuicio, Sentido y sensibilidad y La abadía de Northanger.