Es muy extraño (pero no creo poder expresarlo), que, mientras que te amo tanto, y mientras que estoy muy consciente de la profunda unión de nuestros espíritus, aún tengo un pavor por tí que nunca sentí por nadie más. Pavor no es la palabra, tampoco, porque eso puede dar a entender algo severo en tí; está visto que tú deberás descifrarlo por tí misma. Desearía poder poner esto en palabras, no tanto para satisfacerte (porque sé que entenderás) como por mí mismo. Yo supongo que podría tener prácticamente el mismo sentimiento si un ángel fuera a venir del cielo y ser mi queridísimo amigo. Sólo que el ángel podría no tener además la dulzura de la naturaleza humana, la sensación de quién es mezclado con este sentimiento. Puede que eso sea porque, al encontrarte, realmente encuentro un espíritu, mientras las obstrucciones de la tierra han impedido semejante encuentro en todos los demás casos. Pero dejaré el misterio aquí. En un tiempo u otro esto será simple para mí. Pero a mi parecer, esto convierte mi amor en religión. Y es singular, también, que este pavor ( o lo que sea que fuera), no me impide sentir que soy yo quien tiene la respónsabilidad de tí.¿No desearás sublevarte? Oh, no; porque poseo el poder de guiar sólo mientras que te amo. Mi amor me da ese derecho, y tu amor lo consiente.
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