Mis bellos amores:
Mañana es el día en que besare esas hermosas manos millones de veces; ya el alivio de mis penas por la proximidad de esa dicha, que para mi es tan apreciada como mi propia vida; pero si me la retardáis un solo día, moriré.
Enviadme hoy a Lavarenne, Instruido de vuestros mandatos. He recubierto un corazón de diamantes que os hará morir da ganas de poseerlo. Si los ángeles llevaran joyas, os sentaría extremadamente bien. Jamás ausencia alguna me ha atormentado como esta. Pasar el mes de agosto ausente de la amada no es vivir. Recibiréis hoy dos cartas mías, y yo mañana, dos besos vuestros.
Buenos días, amada; beso vuestros pies un millón de veces. De mantes, hoy XX de Agosto.
Enrique IV fue rey de Francia entre 1589 y 1610, primero de la Casa de Borbón en ese país y también rey de Navarra, conocido como Enrique el Grande o el Buen Rey, el mejor rey que tuvo Francia. En 1590 Enrique IV conoce a Gabrielle d'Estrées y se enamora de ella. Hasta su consagración oficial, Gabrielle no le mostró gran amor, y tras ese acto se convirtió en su amante oficial, actuando como una verdadera reina en la corte. Durante mucho tiempo intrigó para conseguir el matrimonio con el rey, y por tanto, el derecho al trono para sus hijos. Gabrielle Estaba en el 6º mes de gestación y tuvo un parto prematuro. Su salud en pocas horas se deterioró tanto que perdió el habla, el oído y la vista. Tras parir al bebé muerto, ella murió a las cinco de la mañana del 10 de abril de 1599, después que el médico, intentando ayudarla, más bien causó perforación uterina. Enrique IV lloró por días, pero posteriormente se vería obligado a casarse con la italiana María de Médici en su ansia por conseguir descendientes legítimos que le pudieran garantizar que la estirpe de los Borbón seguiría en el trono galo. Enrique IV murió en 1610, y lo último que le oyeron balbucear fue Gaby.
Mañana es el día en que besare esas hermosas manos millones de veces; ya el alivio de mis penas por la proximidad de esa dicha, que para mi es tan apreciada como mi propia vida; pero si me la retardáis un solo día, moriré.
Enviadme hoy a Lavarenne, Instruido de vuestros mandatos. He recubierto un corazón de diamantes que os hará morir da ganas de poseerlo. Si los ángeles llevaran joyas, os sentaría extremadamente bien. Jamás ausencia alguna me ha atormentado como esta. Pasar el mes de agosto ausente de la amada no es vivir. Recibiréis hoy dos cartas mías, y yo mañana, dos besos vuestros.
Buenos días, amada; beso vuestros pies un millón de veces. De mantes, hoy XX de Agosto.
Enrique IV fue rey de Francia entre 1589 y 1610, primero de la Casa de Borbón en ese país y también rey de Navarra, conocido como Enrique el Grande o el Buen Rey, el mejor rey que tuvo Francia. En 1590 Enrique IV conoce a Gabrielle d'Estrées y se enamora de ella. Hasta su consagración oficial, Gabrielle no le mostró gran amor, y tras ese acto se convirtió en su amante oficial, actuando como una verdadera reina en la corte. Durante mucho tiempo intrigó para conseguir el matrimonio con el rey, y por tanto, el derecho al trono para sus hijos. Gabrielle Estaba en el 6º mes de gestación y tuvo un parto prematuro. Su salud en pocas horas se deterioró tanto que perdió el habla, el oído y la vista. Tras parir al bebé muerto, ella murió a las cinco de la mañana del 10 de abril de 1599, después que el médico, intentando ayudarla, más bien causó perforación uterina. Enrique IV lloró por días, pero posteriormente se vería obligado a casarse con la italiana María de Médici en su ansia por conseguir descendientes legítimos que le pudieran garantizar que la estirpe de los Borbón seguiría en el trono galo. Enrique IV murió en 1610, y lo último que le oyeron balbucear fue Gaby.
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