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21 enero 2009

Carta de Santiago Ramón y Cajal a Jaume Ferrán




Valencia, Noviembre de 1885.

Al Dr. Jaime Ferrán,

Mi apreciable comprofesor y amigo: Recibí su atenta última por la cual veo que sigue Vd. todavía en sus trabajos bacteriológicos con más empeño que nunca. Yo voy a dejar definitivamente el vírgula, cuyo terreno juzgo ya muy estéril y voy a emprenderla por otros derroteros. Adjunto le remito un trabajo sobre el cólera. Por él verá Vd. que he tenido poca suerte en mis pesquisas. De ellas resulta que no existe cólera experimental, pues he llegado a inyectar sin resultado 5 centí. cub. de cultivo puro de vírgulas en el conejillo indiano (inyección duodenal). Y cuando se han presentado síntomas coleriformes, he hallado siempre en la sangre y en el exudado serofibrinoso del intestino delgado un bacilo recto, que yo estimaría mucho mejor como responsable de los efectos. Estos accidentes se presentan además con extrema rareza, en términos que en más de 30 experiencias de inyección duodenal, sólo lo he visto 4 ó 6 veces.

En los cultivos viejos del agar-agar (mes y medio) y en los micodermas de la gelatina vieja he visto formas infecundas iguales y algunas otras muy notables, de la espirila que a uno menos ecéptico (sic) que yo quizás le movieran a considerarlas como, esporos. Algunas de éstas ya fueron vistas por Klein, pero no de un modo completo. Lo claro es incoloro al violeta de dalia. Los puntos oscuros una materia granulosa cromática, quizás la nucleina de Miescher. Todo lo negro se tiñe por las anilinas, lo demás muy poco y sólo cuando la materia colorante es muy abundante. Por lo demás esas curiosas diferenciaciones de los espirilos (gránulos cromáticos irregulares) se ven también en estado fresco con un buen objetivo de inmersión y pequeño diafragma.

Las hinchazones de los comas que terminan por el estallido de las esferas parecenme formas involutivas y en cuanto a los espirilos se me figura que también, no siendo los oogonos otra cosa que exageraciones locales de este proceso que a veces se anticipa a los caldos flojos, por causa de la pobreza nutritiva, y de la baja temperatura.

En fin, cuanto más trabajo menos claro veo en todas estas cosas, por lo cual, se me antoja que debe procederse en esto con un rigor analítico desmedido, si no queremos hacer ruta falsa con la mejor buena fe del mundo. Dentro de pocos días entraré en la Academia y tendré el gusto de servir a Vd. en la recomendación que me hace.
Mande lo que guste a su amigo que le quiere,

Santiago Ramón y Cajal


[La carta sigue con dos hojas añadidas, con el siguiente texto]:

A mi juicio, la seducción que el germen de Koch ejerce sobre muchos y la impaciencia por lograr personalmente la demostración de la virtud patógena del vírgula ha extraviado no pocos bacteriólogos. Me atengo pues a la opinión de Klein quien piensa que no se ha producido todavía el cólera, y persistiré en ella en tanto no vea morir un conejo con diarrea serosa con vírgulas preponderantes (no diarrea coagulable con vírgulas y bacilos rectos que es lo que van Ermengen (y) yo hemos visto), algidez, anuria y calambres.

No he sido más afortunado en lo relativo a morfología. He visto los muriforrnes, pero no me han parecido cuerpos vivos: crecen con la putrefacción, crecen aun después de ebullición prolongada y aparecen en caldos con bilis en putrefacción (sin vírgulas) a los 12 días de conservación del líquido en parage fresco. Un análisis profundo del muriforme con mi objetivo 18 Zeiss XX, no me ha permitido descubrir la menor huella de estructura protoplasmática antes bien, una arquitectura
que recuerda las aglomeraciones de uratos en la orina.

He comprobado también los oogonos, pero tengo muchas dudas respecto de su significación igualmente que las formas esporularias.






Santiago Ramón y Cajal (1852-1934) fue un histólogo y patólogo español, obtuvo el premio Nobel de Medicina en 1906 por descubrir los mecanismos que gobiernan la morfología y los procesos conectivos de las células nerviosas, galardón que compartió con el italiano Golgi, cuyo método de tinción aplicó Cajal durante años. Esta carta se la escribe al bacteriólogo catalán Jaume Ferrán i Clua. Fechada en el año 1885, durante la época en que Ramón y Cajal residió en Valencia como catedrático de Anatomía, constituye uno de los últimos textos, por supuesto con un interés científico-histórico.

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