París. 9-XII-1915
Acabo de recibir su carta. No se extrañe de que no le haya escrito desde que se marchó. Mi vida es un infierno. Eva ha estado siempre enferma, cada día más, y ahora está en un sanatorio desde hace un mes. En fin, es el fin. Mi vida no es nada alegre: ya casi no trabajo, corro al sanatorio y paso la mitad del tiempo en el metro. No he tenido fuerzas para escribirle; he pensado en usted, bien lo sabe, e incluso le he pedido noticias suyas a Belfa cuando me lo he encontrado. Sin embargo, he pintado un cuadro de un arlequín que, en mi opinión y según varias personas, es lo mejor que he hecho. En fin, tengo una vida muy ocupada y, como siempre, no paro. Escríbame.
Pablo Picasso
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Aquí Picasso cuenta a Gertrude el trauma que supuso la muerte de Eva Gouel, su segunda compañera y musa:
1916
Querida Gertrude, mi pobre Eva ha muerto en los primeros días de diciembre. Ha supuesto un grande dolor para mí. Me gustaría verte después de tanto tiempo separados y hablar con una amiga tan buena como lo eres tú.
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14-V-1930
[...] Juana de Arco ha traído la lluvia a menudo, pero ahora nos prometen buen tiempo para finales de mayo y espero verle, recordarle que fue en Belley donde me contó su último viaje a España. Me apena que haya tenido problemas tan inmerecidos, porque lo que es seguro es que usted siempre ha sido todo aquello que un hijo debe ser, Dios mío, de todos modos, cuando alguien sufre por ser alguien, pero toda mi amistad siempre, si le place. Aquí, salimos y entramos, nos mojamos y nos ponemos ante el fuego para secarnos, y los días pasan bien así, y los guisantes salen y los melones mueren, las rosas y los pensamientos, y Basket disfruta tanto y come tanto que ya no puede más. ¿Cuándo nos veremos? Reciba todo mi cariño de nuevo,
Gertrude Stein
Pablo Picasso (considerado uno de los mayores artistas del siglo XX), pintó el célebre retrato de la escritora y coleccionista norteamericana Gertrude Stein. Aunque impetuosos, fueron excelentes amigos. Una amistad que duraría cuarenta años. Habían permanecido tres años sin relacionarse, tal como lo acreidita la ausencia de correo entre 1919 y 1922, pero la reconciliación demostraba la dependencia recíproca, más o menos como si nunca se hubiera extinguido el chispazo que ambos sintieron al conocerse en París.
Fuente: El Cultural
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