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24 agosto 2010

Carta de María Estuardo a James Hepburn






Os quejáis de mí, querido Bothwell, sin razón; si conocierais las insuperables dificultades que afronta una persona de mi rango al continuar con una relación como la nuestra, no me culparíais, sino que os apiadaríais de mí. Todo el tiempo se pasa en consultas, las ocupaciones me abruman; debería cambiar esta blanda y suave naturaleza mía por otra completamente ruda y masculina para ser capaz de enfrentar las oposiciones con que me encuentro cada día. Además Lord Darnley permanece constantemente conmigo, pretende testimoniarme su pasión mediante sus celos, y apoyado por quien se erige en árbitro de mi destino, la reina de Inglaterra, ya adopta la autoridad de un esposo.

¿Qué puedo hacer yo, desgarrada y dividida entre las dos facciones, ambas igualmente perniciosas para los intereses de sus soberanos? Y sin embargo, a pesar de las furiosas contiendas, a pesar de los asuntos de Estado que debo atender y de todas mis grandes fatigas, mi corazón aún encuentra un lugar para el amor. Sí, os aseguro, mi queridísimo Bothwell, que por una vida humilde a vuestro lado cambiaría alegremente esta carga de grandeza y la arrojaría a aquellos que parecen ambicionar el peso de una Corona; pero hasta eso es un privilegio que me está vedado; debo continuar reinando o dejar de vivir. Mi poder es todo cuanto puede proteger a mi Bothwell; si yo renunciara o no tuviera medio de ofreceros protección, no sería la supuesta amistad del siempre cambiante Murray la que os la proporcionaría. Por tanto, no atribuyáis a falta de impaciencia por veros el que demore el viaje a Edimburgo; es por el futuro reposo de ambos por lo que os ordeno que permanezcáis aún donde estáis. Pero creo que no necesito argumentos para persuadiros de que es sólo vuestro interés lo que yo considero. Demasiado preciosas han sido las pruebas que os he dado de mi ternura como para que dudéis de su sinceridad, y no creo que carezcáis de sentido común ni de gratitud para reconocer lo que he hecho por vos. El tiempo, sin embargo, ha de ser la piedra de toque de ambos corazones.

Escribidme como de costumbre. Creedme, el único consuelo de vuestra desdichada reina es tener noticias vuestras. Hasta que el destino nos permita la bendición de una próxima entrevista, que espero y ruego para que sea antes de lo que vos esperáis, y tan rápidamente como mis deseos, que una legión de ángeles os asistan y os guarden de todo mal y os mantengan siempre fiel a


M. R.


PD: Había olvidado advertiros acerca de milord Herris. Tiene intención de visitaros. No puede ser por otra razón que la de husmear en vuestros asuntos. Tened cuidado con él. Adiós.








María Estuardo, (Escocia, 1542 – Inglaterra, 1587), fue reina de Escocia, y quizá la más conocida de los monarcas escoceses por su tempestuosa vida y trágica muerte. Tres veces viuda, fue perseguida, pasó prisionera 18 años, y fue condenada a muerte por conspirar contra la vida de la reina de Inglaterra y contra la seguridad del reino, en octubre de 1587, antes de cumplir los 45 años. Esta carta se la envía a James Hepburn, conde de Bothwell, con el que se casó. Carta perteneciente al libro "The love letters of Mary, Queen of Scots", de James Earl of Bothwell y Hugh Campbell.

1 comentarios:

Taliia dijo...

Que gran carta, es genial.

que una legión de ángeles os asistan...

Preciosa esta frase...