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10 agosto 2007

Cartas de Simón Bolívar y Manuela Sáenz

No, no y no; por el amor de Dios, basta. ¿Por qué te empeñas en que cambie de resolución? !Mil veces no! Señor mío, eres excelente, inimitable. Pero, mi amigo, no es grano de anís que te haya dejado por el general Bolívar; dejar a un marido sin sus méritos no sería nada. ¿Crees por un momento que después de haber sido amada por este hombre durante años, de tener la seguridad de que poseo su corazón, voy a preferir ser la esposa del Padre, del Hijo o del Espíritu Santo, o de los tres juntos? Sé muy bien que no puedo unirme a él por las leyes del honor, como tú las llamas, pero, ¿crees que me siento menos honrada porque sea mi amante y no mi marido? Déjame en paz, mi querido inglés. Amas sin placer. Conversas sin gracia, caminas sin prisa, te sientas con cautela y no te ríes ni de tus propias bromas. Son atributos divinos, pero yo miserable mortal que puedo reírme de mí misma, me río de ti también, con toda esa seriedad inglesa. !Cómo padeceré en el cielo! Tanto como si me fuera a vivir a Inglaterra o a Constantinopla. Eres más celoso que un portugués. Por eso no te quiero. ¿Tengo mal gusto? Pero, basta de bromas. En serio, sin ligereza, con toda la escrupulosidad, la verdad y la pureza de una inglesa, nunca más volveré a tu lado…

Siempre tuya, Manuela.


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Ica, 20 de abril de 1825

Mi bella y buena Manuela: Cada momento estoy pensando en ti y en el destino que te ha tocado. Yo veo que nada en el mundo puede unirnos bajo los auspicios de la inocencia y del amor. Lo veo bien, y gimo de tan horrible situacion por ti; porque te debes reconciliar con quien no amabas; y yo porque debo separarme de quien idolatro !!! Sí, te idolatro hoy más que nunca jamás. Al arrancarme de tu amor y de tu posesión se me ha multiplicado el sentimiento de todos los encantos de tu alma y de tu corazón divino, de ese corazón sin modelo. Cuando tú eras mía yo te amaba más por tu genio encantador que por tus atractivos deliciosos. Pero ahora ya me parece que una eternidad nos separa porque mi propia determinaciónme ha puesto en el tormento de arrancarme de tu amor, y tu corazón justo nos separa de nosotros mismos, puesto que nos arrancamos el alma que nos daba existencia, dándonos el placer de vivir.

En lo futuro tú estarás sola aunque al lado de tu marido. Yo estaré solo en medio del mundo. Sólo la gloria de habernos vencido será nuestro consuelo. El deber nos dice que ya no somos más culpables!! No, no lo seremos más.

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17 de noviembre de 1825

Señor: Estoy muy boba y enferma. Cuán cierto es que las grandes ausencias matan el amor; y aumentan las grandes pasiones. Vd. me tendría muy poco amor, la grande separación lo acabó; pero yo que por Vd. tuve pasión, que ésta la he conservado por conservar mi reposo y mi dicha, que ella existe y existirá mientras viva. (…)

Manuela.


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26 de noviembre de l825

Mi amor: ¿Sabes que me ha dado mucho gusto tu hermosa carta? (…) Lo que me dices de tu marido es doloroso y hermoso a la vez. Deseo verte libre, pero inocente juntamente; porque no puedo soportar la idea de ser el robador de un corazón que fue virtuoso y que no lo es por mi culpa. No sé cómo hacer para conciliar mi dicha y la tuya con tu deber y el mío. (…)

Bolívar


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La Magdalena, julio de 1826.

Mi adorada: ¿Con que tú no me contestas claramente sobre tu terribe viaje a Londres???!!!¿ Es posible, mi amiga? Vamos, no te vengas con enigmas misteriosos.

Diga Ud la verdad; y no se vaya Ud. a ninguna parte. Yo la QUIERO RESUELTAMENTE. Responde a lo que te escribí el otro día de un modo que yo pueda saber con certeza tu determinación.

Tú quieres verme, siquiera con los ojos.Yo tambien quiero verte, y reverte y tocarte y sentirte y saborearte y unirte a mi por todos los CONTACTOS. ¿A que tú no quieres tanto como yo? Pues bien, esta es la más pura y la más cordial verdad. Aprende a amar y no te vayas ni aún con DIOS MISMO.

A la mujer ÚNICA como tú me llamas a mi.

Tuyo

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Ibarra, 6 de octubre ( 1826)

Mi encantadora Manuela: Tu carta del 12 de setiembre me ha encantado: todo es amor en ti.Yo también me ocupo de esta ardiente fiebre que nos debora como a dos niños. Yo, viejo, sufro el mal que ya debía haber olvidado. Tú sola me tienes en este estado. Tú me pides que te diga que NO QUIERO A NADIE. ¡ O no! . A NADIE AMO: A NADIE AMARÉ. El altar que tú habitas no será profanado por otro ídolo ni otra imagen, aunque fuera la de Dios mismo. Tu me has hecho idólatra de la humanidad hermosa o de Manuela. Créeme: te amo y te amaré sola y no mas. No te mates. Vive para mí, y para tí : vive para que consueles a los infelices y a tu amante que suspira por VERTE.

Estoy tan cansado del viaje y de todas las quejas de tu tierra que no tengo tiempo de escribirte con letras chiquititas y CARTAS GRANDOTAS como tú quieres. Pero en recompensa si no rezo, estoy todo el día y la noche entera haciendo meditaciones eternas sobre tus gracias y sobre lo que te amo, sobre mi vuelta y lo que harás y lo que haré cuando nos veamos otra VEZ. No puedo más con la mano. NO SÉ ESCRIBIR.

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Bucaramanga, 3 de abril de 1828

Albricias. Recibí, mi buena Mauela, tus tres cartas que me han llenado de mil afectos:cada una tiene su mérito y su gracia particular. No falté a la oferta de la carta, pero no vi a Torres y la mandé con Ur que te la dió.

Una de tus cartas está muy tierna y me penetra de ternura, la otra me divirtió mucho por tu buen humor, y la tercera me satisface de las injurias pasadas y no merecidas. A todo voy a contestar con una palabra más elocuente que tu Eloisa, tu modelo.

ME VOY PARA BOGOTÁ. YA NO VOY A VENEZUELA. TAMPOCO PIENSO EN PASAR A CARTAGENA Y PROBABLEMENTE NOS VEREMOS MUY PRONTO.

¿Qué tal? ¿No te gusta? Pues amiga, así soy yo quien te ama de toda SU ALMA.

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¿Fecha?

Manuela:

Llegaste de improviso, como siempre. Sonriente. Notoria. Dulce. Eras tú. Te miré. Y la noche fue tuya. Toda. Mis palabras. Mis sonrisas. El viento que respiré y te enviaba en suspiros. El tiempo fue cómplice por el tiempo que alargué el discurso frente al Congreso para verte frente a mí, sin moverte, quieta, mía…

Utilicé las palabras más suaves y contundentes; sugerí espacios terrenales con problemas qué resolver mientras mi imaginación te recorría; los generales que aplaudieron de pie no se imaginaron que describía la noche del martes que nuestros caballos galoparon al unísono; que la descripción de oportunidades para superar el problema de la guerra, era la descripción de tus besos. Que los recursos que llegarían para la compra de arados y cañones, era la miel de tus ojos que escondías para guardar mi figura cansada, como me repetías para esconder las lágrimas del placer que te inundaba.

Y después, escuché tu voz. Era la misma. Te di la mano, y tu piel me recorrió entero. Igual… que los minutos eternos que detuvieron las mareas, el viento del norte, la rosa de los vientos, el tintineo de las estrellas colgadas en jardines secretos y el arco iris que se vio hasta la media noche. Fuiste todo eso, enfundada en tu uniforme de charreteras doradas, el mismo con el que agredes la torpeza de quienes desconocen cómo se construye la vida.

Mañana habrá otra sesión del Congreso. ¿Estarás?

Simón.
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El amor que se profesaban Simón Bolívar y Manuelita Sáenz ha pasado a la historia, sustentado por esos mudos testigos que gritan amor letra a letra: sus cartas.

Fuente: Kaosenlared

6 comentarios:

Comunidad Tribal dijo...

me parece genial tu gusto por las cartas, me deleité leyendo las de manuela y simón bolívar

Anónimo dijo...

que hermoso amor nunca habia visto uno igual asi......... que romantico......

Ana Torres dijo...

Oh hermoso amor delicado, amor de libertades, amor de hostilidades, el amor de America Latina, el amor con olor a sangre...el amor de MAnuela, que no midio su condena de soledades!... por que hay amores que solo se justifican de amor pero terminan siendo reliquias!!

yennit torres dijo...

Los eternos amantes de la historia venezolana,gracias por compartir con todos esa hermosas cartas, quiero leer más.....

Unknown dijo...

Donde se puede comprar un libro con estas cartas?

Hans dijo...

Definitivamente el amor no tiene distancia ni lugares distantes, habia tanto amor en ellos , que ni las largas tierras q los separaban, podia detener la pasion y la locura de amar a una persona. Gracias simon y manuela por este legado, ni se imaginan q 200 años despues las podamos leer y extaciarnos con ellas.