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14 enero 2009

Carta de Stefan Zweig a a su primera esposa Friderike

Querida Friderike,

Cuando recibas esta carta estaré mucho mejor. En Ossining me viste mejor y más calmado, pero mi depresión ha empeorado, me siento tan mal que ya no puedo concentrarme en mi trabajo. A ello se suma la triste certeza –la única que tenemos- de que esta guerra ha de durar todavía años y de que pasará mucho tiempo antes de poder regresar a nuestra casa. Ciertamente me ha gustado estar en Petrópolis pero echo de menos los libros, que me son indispensables para mi trabajo. En cuanto a la soledad, que inicialmente aportaba un notable apaciguamiento, se ha transformado en un pesar… También la idea que mi obra mayor, el Balzac, no podrá terminarse nunca puesto que no tengo la perspectiva de dos años de trabajo sin interrupciones, y los libros necesarios para la documentación serían difíciles de conseguir. Y finalmente está la guerra, esta guerra que nunca termina, que todavía no ha alcanzado su peor momento. Soy demasiado débil para aguantar todo esto, y la pobre Lotte no lo ha tenido fácil conmigo, sobre todo porque su salud ha empeorado también.

Tú tienes a tus hijos y con ello una tarea en la vida; tú tienes intereses varios, una inquebrantable energía. Estoy seguro de que alguna vez vivirás mejores tiempos y comprenderás por qué mi pesimismo me ha impedido aguantar más. Te escribo estás líneas en mis últimas horas. No te puedes imaginar cuán aliviado me siento desde que tomé esta decisión. Dales recuerdos cariñosos a tus hijos de mi parte y no sufras, recuerda siempre cómo he admirado a Joseph Roth o a Rieger que supieron evitar el sufrimiento.

Ten coraje, ahora sabes que estoy tranquilo y feliz.

Con mi amor y amistad,

Stefan



Stefan Zweig (1881–1942) fue un escritor austríaco. Escribió novelas, relatos y biografías, de las cuales la más conocida fue probablemente María Estuardo. Durante la primera guerra mundial tuvo que exiliarse a Zurich a causa de sus ideas pacifistas. Hacia 1938 se separó de su esposa Friederike y se enamoró de su secretaria la joven Lotte, con quien se casó y viajó a Estados Unidos y luego a Brasil, fijando allí su residencia. El 22 de febrero se suicidó junto a Lotte, en Petrópolis (Brasil), desesperados ante el futuro de Europa y su cultura (después de la caída de Singapur creían firmemente que el nazismo se extendería a todo el planeta). Antes suicidarse, Stefan Zweig escribió esta carta a su ex-mujer Friderike.

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