
Milán, 4 noviembre 1905
Esta noche salgo para Torre del Lago, después de pasar unos días aquí y en Bolonia que ciertamente no han sido tan felices como los que pasé en Londres, días que serán inolvidables para mí. Lo recuerdo todo: la dulzura de tu carácter, los paseos por el parque, tu voz melodiosa y tu radiante belleza. Créeme cuando te digo que estoy profundamente desesperado y que todo lo que me rodea me oprime: con cuánta frecuencia pienso en mi estancia en Londres, tan corta.
Te envío mis pensamientos más afectuosos y, por favor, escríbeme: una carta bonita que me consuele por la pérdida de tu encantadora y deliciosa compañía.
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Milán, 7 junio 1906
Me llegó tu bonita postal esta mañana. Gracias por el bastón y un millón de gracias por todas las atenciones que tu marido y tú tuvisteis conmigo durante mi estancia en Londres - una deliciosa visita que siempre recordaré con el corazón lleno de gratitud y alegría.
Elvira te da las gracias por el magnífico cojín y se disculpa por no haber escrito; todavía está con Fosca y los niños de la mañana a la noche. Cómo detesté tener que dejarte cuando llegó la hora de embarcar en Folkestone. Me sentí muy desgraciado al pensar todo lo que iba a dejar atrás: tu encantadora y deliciosa compañía... y todos tus amigos... y tu querida hermana; sentí como si se me partiera el corazón. Pero pronto nos volveremos a ver en Abetone, y si hay algo que quieres que haga o disponga, por favor ordénamelo. Nada podría darme más placer que atender tus deseos.
Aquí no hay noticias. D'Annunzio está enfermo, pero no creo que tenga nada listo para mí. No he visto a Tito aún; es el Presidente del Congreso de Editores y eso le quita todo el tiempo...
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Torre del Lago, 19 septiembre 1906
¡Has dejado un gran vacío en nuestros corazones! Los días pasan y yo salgo y me pierdo en los bosques. He sabido de Tito, que está en París. Tengo que estar allí a finales de la próxima semana. ¡Ojalá pudiera encontrar allí a mi querida Sybil! Pero seguramente estés en Folkestone; sin embargo, espero que vengas al estreno. ¡Me prometiste que lo harías!
¡Y luego la trágica historia de tu equipaje! Es extraño, porque es verdad que lo facturaste para París y es imposible que se haya perdido. Así que Sybil se queda con un único vestido - ¡qué rabia! Verdaderamente es mala suerte. Ahora no podrás decir: ¡A quién narices le importa!
Te mando mil abrazos sinceros y afectuosos a ti, que eres tan amable, tan inteligente, tan comprensiva y -digámoslo abiertamente- tan hermosa.
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París.
Miércoles por la mañana. Te escribo desde la cama. Me siento fatal - mi ánimo ha estado muy bajo los últimos días. No me siento muy bien y estoy deprimido. ¡Qué carácter tan imposible tengo! Nada puede alegrarme y veo todo a traves de lentes oscuras. Me aburre todo, incluso la ópera. Han comenzado los ensayos, pero van tan despacion que uno se desespera. Están cortando mucho la ópera. Madame Carré lo hará bastante bien, pero quiere demasiados cortes porque cree que, de otro modo, el esfuerzo sería demasiado para sus fuerzas. Pero no hay otra salida, porque si ella no canta el papel, seguro que retrasan la ópera y eso sería su final; y esa es otra razón para que mi ánimo esté bajo. ¡Cómo me gustaría tenerte a mi lado! Siempre me inspiras valor. He recibido una carta de Conried, que me pide que me marche el 15 de diciembre. Esto es otro incordio. ¡No quiero ir! Dime: ¿tienes o conoces algún medicamento que sirva para subir la moral y sea bueno para alguien que está hecho polvo como yo? Debe haber una medicina así en Londres y tú, que sabes de todo, me la podrías encontrar - para tu fiel amigo que se preocupa tanto por ti. Lo harás, ¿verdad? La idea de verte otra vez unos días en París me anima. ¿Por qué no hace Tosti ese sacrificio por mí? Me encantaría verle aquí.
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París, 20 noviembre 1906
Son las seis. Acabo de regresar de los ensayos. Estoy en un terrible estado de pánico por Madame Carré. Me temo que no tiene la fuerza necesaria para toda la ópera. Pero ya está: debemos esperar lo mejor. De todos modos, estoy muy nervioso ¡y cansado de estar en París! Llevo una vida triste y tonta.
¿Leíste en los periódicos lo de Caruso? Creo que todo fue un montaje de algún empresario hostil.
Tus habitaciones están reservadas para el viernes. Te espero con la mayor ansiedad. Con tu sonrisa, traerás una pequeña alegría a mi vida. Mi salud ha mejorado los dos o tres últimos días. Me siento menos decaído, pero este país me deprime. Pese a la niebla y el clima, Londres nunca me cansa. ¡Adoro Londres!
Vi en el Figaro que Melba y Zenatello han estado cantando música mía en palacio. Dale las gracias a Tosti y recuerdos a Bertha.
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París, 2 enero 1907
Acabo de recibir tu telegrama. ¿Qué tal cruzaste el canal? Todavía veo la drapeau ondeando en la Plaza Vendôme y pienso en ti. Ahora que ya sé que estás segura en tu casa, recibida con todos los honores, estoy contento.
Sin ti, somos como gente perdida; siempre estamos hablando de ti, querida Sybil, y por la mañana nos pareció que venías a hacernos una pequeña visita. La habitación estaba demasiado tranquila... sin ti. Anoche, como mendigos vagabundos, cenamos en un bar italiano, después fuimos de paseo por las pequeñas calles de París y, ya cansados, nos metimos en la cama antes de las once. Hoy, una comida aburrida (¡por el libreto!) en Madame X - estamos contando las horas antes de marcharnos: París me aburre tanto como a ti. En cuanto a Madame Carré, con sus vanos intentos, parece una mujer que quiere estar enferma, pero no puede: ¡pobre Butterfly!
No me apetece ver a nadie; dale recuerdos a David, los niños, Tosti, Berthe y Angeli, pero tú eres la más angelical de todos. Elvira y Tonio te envían recuerdos cariñosos y yo las cosas más bonitas que puedo imaginar.
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Nueva York, Hotel Astor. 25 enero 1907
Butterfly se estrena dentro de diez días. He tenido grandes éxitos aquí y mis óperas son las que tienen mayor público. Estoy bien, pero necesito algo de paz y tranquilidad. No entiendo tu repentina marcha a Niza. Había pensado desembarcar en Plymouth, así que ¿cómo voy a verte?
No he visto a tus parientes todavía - pero iré un día de estos. Me pregunto si has ido a Niza tan pronto por Vinnie. ¿No está bien? ¿Y tú, querida? Estoy seguro de que eres la misma hermosa, sana y encantadora persona que siempre fuiste. Abrazos para David y Vinnie, que está seguro a tu lado. Caruso está cantando como un dios. Creo que te gustará saberlo y por eso te lo digo. He oído cosas raras de Savoia - ha escrito diciendo que quiere dejar Ricordi y que quiere trabajar para el empresario Savage (el hombre que llevó la gira de Butterfly), pero Savage no quiere saber nada. Debe haber habido algún problema entre padre e hijo en Milán ¿o es que tiene alguna otra razón que le impide vivir tranquilamente en Italia? Quién sabe. No hace falta que te diga que esto debe quedar estrictamente entre nous: es un secreto que me contó una persona que leyó su carta.
Aquí hace un frío terrible: ¡13º bajo cero! Pero es seco y hace sol. Estoy empezando a recuperarme de la sensación de desconcierto de los primeros días. Voy a hacer que me preparen tu medicina hoy para subir un poco el ánimo, que como siempre está bastante bajo y deprimido. Veo mucho a Scotti y hablamos de ti. Me gustó Cavalieri en Manon. Lo hizo realmente bien.
Giacomo Puccini (1858-1924) fue un compositor italiano de ópera, considerado entre los más grandes, de fines del siglo XIX y principios del XX. Uno de los pocos compositores de ópera capaces de usar brillantemente las técnicas operísticas alemana e italiana. Su obra La Bohème fue al principio menos exitosa que Manon Lescaut, tal vez porque el tema que trataba era demasiado realista y un tanto sentimental. Sin embargo, llegó a ser reconocida como la obra maestra de la historia. Luego de producir Tosca y Madama Butterfly con enormes aclamaciones, Puccini estuvo envuelto en una crisis doméstica y en un escandaloso caso judicial en 1909. En un viaje a Londres traba amistad con el tenor Enrico Caruso, a quien conoce desde hace varios años, y también con Sybil Seligman, esposa del banquero Seligman, con quien inició un romance que se convirtió en una amistad para toda su vida.
1 comentarios:
Acabo de descubrir ésta biblioteca tuya, y ten por seguro que volveré mientras quieras compartir éstas cartas con nosotros. Gracias.
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