Londres, 23 de febrero de 1891.
Querido Kautsky:
Habrás recibido mi apresurada felicitación de anteayer. Volvamos, pues, ahora a nuestro asunto, a la carta de Marx.
El temor de que proporcionase un arma a los adversarios, era infundado. Insinuaciones malignas pueden ser vertidas contra todos y contra todo, pero, en conjunto, la impresión que produjo entre los adversarios fue de completa perplejidad ante esta implacable autocrítica, y el sentimiento de ¡qué fuerza interior debe tener un partido para poder permitirse tales lujos! Esto es lo que se deduce de los periódicos de los adversarios que me has enviado (¡muchas gracias!) y de los que han llegado a mis manos por otros conductos. Y, francamente hablando, ésta fue la intención con que yo publiqué el documento. No ignoraba yo que en algunos sitios iba a producir, en el primer instante, mucha desazón, pero esto era inevitable, y el contenido del documento pesó en mí más que otras consideraciones. Sabía que el partido era sobradamente fuerte para aguantarlo y calculé que también ahora aguantaría aquel lenguaje franco, empleado hace quince años, y que se señalaría con justificado orgullo esta prueba de fuerza y se diría: ¿qué partido puede atreverse a hacer otro tanto? Pero el decirlo se ha dejado a cargo de los "Arbeiter Zeitung" de Sajonia y de Viena y del "Züricher Post".
Es magnífico de tu parte el que cargues con la responsabilidad de publicarlo en el número 21 de la "Neue Zeit", pero no olvides que el primer empujón lo di yo, poniéndote, ademá

Dices que Bebel te escribe que la forma en Marx trata a Lassalle les ha puesto mala sangre a los viejos lassalleanos. Es posible. La gente no conocía la verdadera historia, y no estuvo mal explicársela. Yo no tengo la culpa de que esa gente ignorase que Lassalle debía toda su personalidad al hecho de que Marx le permitió, durante muchos años, adornarse con los frutos de sus investigaciones como si fuesen de él, dejándole además que las tergiversase por falta de preparación en materia de Economía. Pero yo soy el albacea literario de Marx, y esto me impone mis deberes.
Lassalle ha pasado a la historia desde hace 26 años. Y si, mientras estuvo vigente la ley de excepción, la crítica histórica le dejó tanquilo, ya va siendo, por fin, hora de que vuelva por sus

Tiene gracia el que en la minoría hayan aparecido voces que exigen se imponga una censura a "Neue Zeit". ¿Es el fantasma de la dictadura de la minoría del tiempo de la ley contra los socialistas (dictadura necesaria y magníficamente dirigida entonces), o son recuerdos de la difunta organización cuartelera de von Schweitzer? Es, en verdad, una idea genial pensar en someter la ciencia socialista alemana, después de haberla liberado de la ley contra los socialistas de Bismarck, a una nueva ley antisocialista que habrían de fabricar y poner en ejecución las propias autoridades del Partido Socialdemócrata. Por lo demás, la propia naturaleza ha dispuesto que los árboles no crezcan hasta el cielo.
El artículo del "Vorwärts" no me inquieta mucho. Esperaré a que Liebknecht relate a su manera lo ocurrido, y después contestaré a ambos en el tono más amistoso posible. Habrá que corregir algunas inexactitudes del artículo del "Vorwärts" (por ejemplo, la de que nosotros no queríamos la unificación, que los acontecimientos han venido a probar que Marx no estaba en lo cierto, etc.); también habrá que confirmar algunas cosas evidentes. Con esta respuesta pienso dar por terminado, en cuanto a mí, el debate, caso de que nuevos ataques o afirmaciones inexactas no me obliguen a dar nuevos pasos.
Dile a Dietz que estoy trabajando en la nueva edición del "Origen". Pero hoy me escribe Fischer que quiere ¡tres prólogos nuevos!.
Tuyo, F. E.
Engels fue un filósofo y revolucionario alemán. Amigo y colaborador de Marx, fue coautor con él de obras fundamentales para el nacimiento de los movimientos socialista, comunista y sindical, y dirigente político de la Primera y de la Segunda Internacional. Kautsky fue uno de los líderes de la socialdemocracia alemana, ideólogo del centrismo. A partir de 1881, influido por Marx y Engels, se adhirió a las posiciones del marxismo.
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