Blogger Template by Blogcrowds

11 enero 2011

Carta de Friedrich von Schiller a su esposa Charlotte von Lengefeld

.





3 de agosto de 1789

¿Es cierto, queridísima Lotte? ¿Puedo esperar que Karoline haya leído en tu alma y me haya respondido desde tu corazón lo que yo no tengo el valor de confesar? ¡Oh, qué duro ha sido este secreto para mi que, desde que nos conocemos, he tenido que ocultar! Con frecuencia, cuando aún vivíamos juntos, reuní todo mi coraje y me acerqué a ti con la intención de descubrírtelo, pero ese coraje siempre me abandonó. Creí descubrir egoísmo en mi deseo, temía que sólo tuviera presente mi felicidad, y ese pensamiento me retuvo. Si no podía convertirme para ti en lo que tú eres para mí, entonces mi sufrimiento te habría afligido, y yo habría destruido la más bella armonía de nuestra amistad a través de mi confesión. También habría perdido lo que tengo: tu amistad sincera y fraternal. Y aun así hay momentos en que mi esperanza se renueva, en la que la felicidad que nos podemos proporcionar el uno al otro me parece elevarse por encima de cualquier consideración, cuando la considero incluso tan noble como para sacrificar cualquier otra cosa por ella. Tú puedes ser feliz sin mí, pero no puedes ser infeliz a través de mí. Esto lo siento muy vivo en mí y en eso cifro mis esperanzas.
Puedes darte a otro, pero nadie te podrá amar con mayor pureza y más completamente de lo que lo hago yo. Para nadie puede ser más sagrada tu felicidad de lo que lo es para mí, y siempre lo será. Toda mi existencia, todo lo que vive dentro de mí, todo, lo más precioso para mí, te lo dedico, y si intento ennoblecerme, lo hago para ser aún más digno de ti, para hacerte aún más feliz. La nobleza de los espíritus es un lazo bello e indestructible de amistad y de amor.

Nuestra amistad y amor se vuelven indestructibles y eternos como los sentimientos sobre los que los establecemos. Ahora olvida todo lo que pueda poner limitaciones en tu corazón, y permite que tus sentimientos hablen desnudos. Confírmame lo que Karoline me ha permitido esperar. Dime que serás mía y que mi felicidad no representa para ti ningún sacrificio. Oh, asegúrame eso, sólo necesita una única palabra. Nuestros corazones llevan mucho tiempo cercanos el uno del otro.
Permite que el único elemento extraño que hasta el momento se ha interpuesto entre nosotros se desvanezca, y nada, nada perturbe la libre comunicación de las almas. ¡Adiós, queridísima Lotte! Anhelo un momento tranquilo para describirte todos los sentimientos de mi corazón, que, durante el largo período en que esta añoranza ha vivido sola en mi corazón, me ha hecho feliz y después me ha vuelto a hacer infeliz... No tardes en desterrar mi intranquilidad para siempre, pongo todos los placeres de mi vida en tus manos... ¡Adiós, mi más preciosa!






Johann Christoph Friedrich Schiller (Marbach am Neckar, 1759 – Weimar, 1805), fue un poeta, dramaturgo, filósofo e historiador alemán. Se le considera el dramaturgo más importante de Alemania y es, junto a Goethe, una de las figuras centrales del clasicismo de Weimar. De pequeño enfermó de malaria, y aunque sobrevivió, arrastró secuelas toda su existencia, que se agudizaron con una larga enfermedad sufrida entre 1791 y 1793. En 1790 se casó con Charlotte von Lengefeld, con quien tuvo cuatro hijos.

Fuente: "Los grandes hombres también hablan de amor", de Ursula Doyle. Emecé Editores, 2010.

1 comentarios:

Antorelo dijo...

Cuando habilites los seguidores, házmelo saber. Es mucho más cómodo para mí seguir tus magníficas entradas.
Saludos