10 de enero de 1923
Señor:
Desde hace cinco meses, no he dejado de viajar y no he pasado en mi casa más de ocho horas seguidas. Estos desplazamientos continuos me han forzado a descuidar mi correspondencia. De ahí que me reprocho, desde hace tiempo, el no haber respondido aún a su amable carta y al muy interesante envío del manuscrito de su hijo. Entre los dones de este niño, hago énfasis sobre todo en el más fecundo que puede poseer un artista: el don de la curiosidad. Es importante no reprimir ese don precioso, a riesgo de secar esta joven sensibilidad. Y desde ahora, puede usted recomendar a su hijo que se arme de valor para seguir la carrera en la cual se ha comprometido por su propio placer. Sírvase recibir, señor, la expresión de mi más distinguida consideración.
Maurice Ravel
Maurice Ravel (1875-1937) fue un compositor francés. Conocido universalmente por el "Bolero", su catálogo incluye una serie de obras que hablan de un autor complejo, casi misterioso, que evitaba cualquier tipo de confesión en su música. Un autor que concebía su arte como un precioso artificio, un recinto mágico y ficticio alejado de la realidad y las preocupaciones cotidianas. Esta carta se la escribió a Alfred Françaix, compositor, pianista y director del Conservatorio de Le Mans. Le habla sobre su hijo, Jean Françaix (compositor), el cual tenía once años, y le comenta el talento que tiene en la música a tan temprana edad. Carta extraída de la web Instituto Nacional de Bellas Artes.
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